lunes, 27 de junio de 2011

La Infinidad


Tienes este nudo infinito que es contenido por el cuerpo, y a veces es confusa la manera en que la mente plasma o refleja este; ya que la infinidad es nuestra esencia y es un concepto que ha sido bloqueado por la gente, cuando este es el sustento de la existencia... Por lo que solo vemos fragmentos de nuestra esencia, y completamos lo que falta con conceptos finitos, lejos del tronco. Es decir, hay que mirar a la vida y a nuestro ser como un todo; hay que aceptar nuestra infinidad, porque si es que no hacemos esto, vamos a ir creando fragmentos que de una confusa manera (lejana a la verdad) calzan con la pequeña vibración que recibimos desde nuestro interior. Nuestra realidad tiene que girar en torno a lo infinito. Pero la verdad es que es difícil cambiar nuestro modo de pensar de un día para otro, por lo que tiene que ser un proceso lento. Nuestra conciencia es la punta del iceberg; y las vibraciones y energías están en constante movimiento, entonces si es que seguimos la lógica de la metáfora, es posible sacar a luz las respuestas que finalmente están en nuestro interior.

Soy alma infinita. Yo vuelo infinitamente, yo abro mi mente a la infinidad, y de esa manera me elevo y entro en paz. Es tan simple como el hecho de que es naturalmente mejor para el ser humano estar en el campo de las infinidades que en una jaula. Y es que lo que yo escribo se resume a eso. Se resume a la confusión, al plasmar, al cuestionamiento, a los conceptos sin fin, al conectarse con la esencia, que es lo más cercano que tenemos a la verdad; al tronco.

Entonces, sabemos que el cielo es como el alma, ya que el cielo permanece y es como una esfera que tiene una figura permanente, pero es infinita, como el horizonte. El alma es el cielo azul que se mantiene y trasciende, y la mente las nubes en constante movimiento.

Finalmente, lo único que puedes hacer es encontrar una manera de tirar de tu nudo infinito para ordenarlo y observarlo con tu lupa. Es entonces cuando tu mente se abrirá al infinito campo, a su rama conectada al tronco. Yo me elevo por sobre los esquemas e ilusiones que hemos creado; yo rompo la jaula en la que he nacido a través de mi mente. Yo creo en mi poder. Yo veo la infinidad... Juntos repitamos esto, y trascendamos por sobre lo finito. Y es que finalmente todo lo que conforma a la existencia es infinito, como yo y tu.

domingo, 12 de junio de 2011

Al final lo único que falta es la unión

Sentimos, pensamos, reflexionamos y expresamos. Simple. Criticamos y cuestionamos; crecemos y progresamos; aprendemos y evolucionamos; amamos y sentimos; descubrimos y nos adaptamos.

El hombre es un ser que por naturaleza busca la compañía, la comunión y la unión. Entonces, cada persona camina con un letrero, mostrándole a la humanidad su interior. Cada uno mirando hacia sus propias metas, y nunca al infinito horizonte, ni quienes lo rodean; siempre estabilizándose. Somos individuos. Pero sin la unión, nuestra esencia no brilla en su máximo esplendor, ni siquiera hacia uno mismo. Con la unión estimulamos nuestro interior.  Con la unión compartimos nuestras esencias a través de nuestros cuerpos, estos microscopios para nuestra alma que son capaces de contener y mirar detalladamente esta. La esencia del ser humano es la infinidad. La infinidad de las posibilidades, de la individualidad y la comunión; el conjunto y el amor.

El identificarte con los que te rodean, y el que te hagan saber que siempre irás por buen camino mientras mires al horizonte y sepas que el ser humano es infinito. Compartir con ellos la vida. Y disfrutar del cielo despejado, sintiendo la arena, mientras miras la puesta de sol en el horizonte.

Le tenemos miedo a la soledad, no al caminar de vuelta al tronco y exteriorizar nuestras experiencias con los demás.

No vinimos al mundo para construir una jaula alrededor nuestro. Y es tan simple como el hecho de que juntos todo es mejor. Juntos ayudamos a los que nos rodean a despejar sus cielos con las herramientas que hemos ido descubriendo con nuestro microscopio, y viceversa.

Al meternos en una caja estamos cortando la comunicación con el exterior, y surgen las obsesiones y confusiones. Y es que al final tampoco nos podemos encerrar a conectarnos con nosotros mismos, todos formamos parte del mismo tronco, de la misma red de conexiones. Si cortamos esas conexiones, nos perdemos en el vacío y en lo intrascendente. Unámonos y expongamos nuestras esencias a todos; conectémonos y volvamos al espíritu. Porque si volvemos a nuestras profundas esencias, nos daremos cuenta de que todos formamos parte de la misma metáfora.